Mil gracias señor Vargas Llosa

Nadie, creo que nadie, ningún peruano podría dejar de estar contento con que el señor Mario Vargas Llosa haya ganado el Nobel de Literatura 2010. De verdad que no puedo dejar de sonreír por el reconocimiento harto merecido para con el escritor nacido en Arequipa.


(Simplemente genial escuchar: Vargas Llosa, peruano, Premio Nobel en una misma oración.)

Mi primer contacto con el señor Vargas Llosa fue hace tres años, fue gracias a mi hermano y los “libros” que tiene bajo la cama. Es increíble que encontrara una copia pirata de “La ciudad y los perros” junto a un viejo numero de Hustler que heredó de un tío bastante pendenciero (que sacrilegio el de mi hermano). Cuando leí las peripecias de los estudiantes del Leoncio Prado quedé sumergida en lo que brillantemente me narraba la historia. Aun siendo una niña quedé atrapada con todo lo que sucedió alrededor de Ricardo Arana, el Jaguar, el Boa y por supuesto el esclavo. Una de mis partes favoritas es la pelea en el patio entre los de cuarto y los de quinto. Genialmente narrada tengo que decir, como todo lo que escribe, lo sentí a pesar de que solo era una mocosa de primaria.

Pero, por diversos motivos, pospuse seguir leyendo al buen escritor hasta el año pasado cuando compré (otra vez copia pirata) “Cartas a un novelista”. En ella me enamoré de la sencillez y la claridad con la que explica la importancia de amar algo y dedicarle la vida para conseguirlo. Vargas Llosa te hace querer ser escritor pero a la vez te dice que mejor no intentarlo si no estas preparado a dedicarte en cuerpo y alma. La frase: “Uno no escribe para vivir, vive para escribir” resuena en mi cabeza cada vez que pienso en la forma que debo direccionar mi vida. Me sentí privilegiada de que tamaño novelista sea mi compatriota.

Nuevamente tuve que posponer la lectura de sus novelas por diversos motivos hasta este año que comencé a leer “La fiesta del chivo” y que aun no he acabado por pura vagancia de mi parte. Ahora tengo la sensación de que estoy en falta así que inmediatamente la terminó de leer y paso seguidamente a “La tía Julia y el escribidor”, “El paraíso en la otra esquina” que están esperando en mi biblioteca personal.

Claro está que aparecerán los infaltables impresentables, destilando veneno con cada estupidez que le sale de la nariz incrustado entre las uñas. Ya los encontré en los comentarios de algunas paginas donde rebotó la noticia (no las linkeare porque pedazos de troll no merecen atención alguna). Pero buen, siempre es así con la gente carcomida por la envidia. Pero al margen de ellos, poco o nada se puede decir que desmerezca la intelectualidad que lo llevo a ganar el bendito Nobel. Porque Vargas Llosa se lo merece, se lo merecía desde hacia tiempo, aun siendo una chiquilla que solo ha leído dos novelas y media de él, lo puedo decir, me siento capaz de decir…

Y ahora, tal como habló de la perseverancia y la dedicación en sus novelas, a sus 74 años gana el Premio Nobel. Uno no tiene que buscar motivos para sentirse orgullo de ser peruano, se nace con el orgullo, lo tengo bien en claro. Pero escribo todo esto y suspiro a cada momento, inflo mi pecho y me dan ganas de gritar, de saltar, de bailar. ¡Pueden creerlo Vargas Llosa ganó el premio Nobel! ¡El primer peruano que gana un premio Nobel!

No, en realidad debería/quiero decir que ¡GANAMOS EL PREMIO NOBEL CARAJO!

Solo me queda decir...
Mil gracias señor Vargas Llosa, de verdad mil gracias.

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